Sarah Wynn-Williams no es solo un nombre más en la interminable lista de ex ejecutivos de Silicon Valley.
Es la exdirectora de políticas públicas globales de Facebook (hoy Meta), una diplomática neozelandesa, abogada internacional y ahora, una de las voces más incómodas para Mark Zuckerberg y su imperio tecnológico.
Nacida y criada en Nueva Zelanda, Sarah construyó una carrera impresionante antes de aterrizar en Facebook: fue diplomática, gestionó relaciones políticas en la embajada de Nueva Zelanda en Washington, trabajó en la ONU y fue negociadora principal en temas de seguridad y derechos humanos.
Con títulos en ciencias políticas y derecho internacional, parecía la candidata perfecta para navegar el complejo mundo de la tecnología y la política global.
En 2011, Wynn-Williams se unió a Facebook para liderar las relaciones gubernamentales en Asia y América Latina.
Pronto se codeaba con los pesos pesados: Mark Zuckerberg, Sheryl Sandberg y Joel Kaplan. Pero lo que parecía un sueño se transformó en una pesadilla corporativa.
Según su propio relato, Facebook -obsesionado con el crecimiento y el poder– ignoró advertencias sobre derechos humanos y democracia, especialmente durante su expansión en China.
En 2025, Sarah Wynn-Williams publicó Careless People: A Cautionary Tale of Power, Greed, and Lost Idealism, un libro que se ha convertido en el chisme favorito de Silicon Valley.
Allí, describe un ambiente tóxico, liderazgos indiferentes y decisiones tomadas sin pensar en las consecuencias sociales.
Acusa a Zuckerberg y Sandberg de mirar para otro lado ante el acoso, la misoginia y la manipulación política.
Revela, además, cómo la empresa habría ajustado políticas de moderación y privacidad para complacer a gobiernos autoritarios, como el chino.
Meta la descalifica, diciendo que fue despedida por “mal desempeño y comportamiento tóxico” y niega todas las acusaciones. Pero Sarah insiste: fue una represalia por denunciar abusos internos y malas prácticas.
Su historia ha inspirado debates sobre el poder de las grandes tecnológicas, la ética empresarial y el precio de decir la verdad desde dentro.
Mientras Meta y sus abogados intentan silenciarla, Sarah Wynn-Williams se ha convertido en símbolo de la lucha contra el secretismo corporativo.
Su libro, prohibido y viral, ya es material de consulta en investigaciones oficiales y un recordatorio de que a veces, la voz de una sola persona puede hacer temblar a los gigantes.
Es una exdirectora de políticas públicas globales de Facebook (hoy Meta), diplomática neozelandesa y abogada internacional. Trabajó en la ONU y fue negociadora en temas de derechos humanos antes de unirse a Facebook.
Acusa a la empresa de ignorar derechos humanos, ajustar políticas para gobiernos autoritarios, fomentar un ambiente tóxico y proteger el poder corporativo por encima del interés público.
La empresa afirma que fue despedida por mal desempeño y niega todas sus acusaciones. Además, habría intentado bloquear la publicación del libro y limitar sus apariciones públicas.
Se convirtió en un bestseller, fue citado en el Senado de EE.UU., y se volvió material de consulta en investigaciones oficiales. Expone desde dentro cómo funciona el poder en Silicon Valley.
Su historia simboliza la lucha contra el secretismo de las big tech, cuestiona la ética empresarial de Meta y muestra el costo de denunciar desde adentro.
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